THR Summit Spain 2018

Primer Congreso de Ciencia del Cigarrillo Electrónico en España organizado por ANESVAP y MOVE

THR Summit Spain 2018

Tenemos el profundo placer de anunciar que, tras cinco años de trabajo duro para conseguirlo, el próximo 19 de septiembre de 2018 se celebrará en Barcelona el primer THR Summit Spain o primer Congreso sobre Ciencia de Reducción de Daños por Tabaquismo en España, organizado por ANESVAP y MOVE.

Por primera vez en nuestro país se reunirán los mayores expertos, a nivel mundial, en ciencia de reducción de daños con la finalidad de dar a conocer la realidad sobre el vapeo a la sociedad, las autoridades sanitarias, políticas, médicos, asociaciones médicas y medios de comunicación españoles.

Tenemos ya confirmada la asistencia de grandes exponentes a nivel nacional e internacional como el Doctor Konstantinos Farsalinos, el Profesor Riccardo Polosa, el Profesor Gerry Stimson, la Profesora Linda Bauld, el Profesor Bernd Mayer, el Doctor Attila Danko, el Profesor Miguel de la Guardia, el Doctor Jacques Le Houezec y muchísimos otros que seguramente conocéis. La web oficial del congreso donde podréis encontrar toda la información al respecto ya esta operativa y es: http://thrsummitspain.org

La financiación del evento se va a realizar íntegramente mediante los fondos de Anesvap, por lo que, una vez más, necesitamos de vuestra ayuda.

Por supuesto, en caso de no realizar una donación, el simple hecho de asociarte a Anesvap como socio de número siempre será una gran ayuda para nosotros y para organizar el propio evento. No cabe duda de que semejante evento implica un importante esfuerzo para la Asociación y, por tanto, toda ayuda o donativo será más que bien recibido. Para ello, hemos habilitado esta plataforma de crowdfunding donde se realizará la colecta para apoyar el evento. Los donativos pueden realizarse vía transferencia bancaria o por PayPal en las cuentas especificadas al efecto.

Muchísimas gracias a todos por ayudarnos a cumplir este gran sueño.

 

Fuente:AnesVap

 

yo mismo era escéptico sobre el cigarrillo electrónico

e-cig Riccardo PolosaComo experto en medicina respiratoria e investigador del impacto del cigarrillo electrónico en la salud, en los últimos años he seguido muy de cerca, y he investigado en detalle, la evolución de este producto en países como Italia, Reino Unido, Francia, Estados Unidos o España. En todos ellos he visto una reticencia inicial por parte de la comunidad médica al cigarrillo electrónico.

Cuando comencé la investigación de este producto, he de admitir que yo mismo era escéptico sobre el cigarrillo electrónico y lo desaconsejaba, aún sin conocerlo mucho, y así lo mostré en una entrevista en la televisión pública italiana en 2009.

Pero cambié de opinión cuando comencé a estudiar a fumadores que utilizaban el cigarrillo electrónico. Me reconocían que habían dejado de fumar gracias al cigarrillo electrónico y que se sentían mejor. Como investigador y médico que soy, no podía continuar destruyendo algo que desconocía, y desde ese momento he estado trabajando para evaluar los potenciales beneficios del cigarrillo electrónico para la salud pública.

Los resultados han sido contundentes en todos los países del mundo y con fumadores de todas las edades y de ambos sexos. Las evidencias científicas son lo suficientemente concluyentes para que la comunidad médica y los legisladores apoyen el potencial del cigarrillo electrónico como alternativa al tabaco.

Los médicos pro-vapeo lamentan

Especialmente, me gustaría señalar a los reguladores del cigarrillo electrónico que su influencia en la prevalencia de fumadores se ha demostrado en aquellos países donde la regulación del cigarrillo electrónico no es asfixiante, como en Reino Unido y Francia. Entonces, ¿el regulador español, debería o no seguir su ejemplo? Permítanme desde estas líneas proporcionar una serie de recomendaciones basadas en los resultados de nuestras investigaciones:

En primer lugar, evitemos el uso desproporcionado del “principio de precaución”, según el cual rechazamos de antemano los beneficios positivos del cigarrillo electrónico, cuando se ha demostrado que proporciona una reducción de los daños del tabaco en los fumadores que se pasan al cigarrillo electrónico o alternan con el mismo.

En segundo lugar, el legislador debe pensar en las consecuencias no deseadas de una regulación no proporcional o asfixiante. Así, sería una auténtica lástima mandar una señal negativa o alarmista a ese 20% de fumadores que los estudios demuestran que han dejado de fumar cuando se pasan al cigarrillo electrónico, muchos de los cuales terminan también dejando de vapear.

En tercer lugar, tengamos cuidado con la sobrecarga de informaciones, datos y cifras “científicas”, pues, tras el exceso, puede encontrarse la intención de justificar ciertas políticas. Por poner un ejemplo simple, sólo en Estados Unidos se han invertido 287 millones de dólares para investigar en los últimos años si las dietas alimenticias son o no saludables para el hombre, sin llegar a ninguna conclusión determinante, pero justificando todo tipo de productos y programas en el mercado. Por el contrario, lo que el regulador y la comunidad científica debemos hacer es centrarnos en los estándares de calidad y la seguridad de los productos. Los consumidores lo que realmente desean es saber qué llega a su cuerpo, y es aquí donde debemos fortalecer los estudios.

El objetivo más importante debe ser controlar la prevalencia de fumadores en la población. Es precisamente en este ámbito donde claramente obtendremos y observaremos el impacto real del cigarrillo electrónico en la salud pública con el paso del tiempo, como estamos viendo en países como Reino Unido. Por ello, no prohibamos gratuitamente el uso del cigarrillo electrónico en espacios públicos o su publicidad, pues su des-incentivación significará privar a la población del grandísimo potencial que tendría este producto en la salud pública como una alternativa menos dañina al tabaco.

cigarrillo electrónico Riccardo Polosa

 

El cigarrillo electrónico no es un producto perfecto, claramente no es una medicina, pero genera la sensación de fumar, recrea el “placer” y, gracias a ella, la cesación de la adicción. Sin ambigüedades, estoy convencido de que los responsables de la salud deberíamos apoyar al cigarrillo electrónico como alternativa menos dañina al tabaco y ayudar a los legisladores a tomar medidas encaminadas a llevar a cabo una regulación sensible hacia estos productos. No prohibamos por prohibir.Los legisladores deben tener en cuenta la ciencia, y ésta señala que el cigarrillo electrónico es una alternativa al tabaco segura y válida.

Riccardo Polosa, Director del Instituto de Medicina Interna e Inmunología Clínica de la Universidad de Catania (Italia) y Responsable del Centro Universitario para la Investigación del Tabaco (CPCT).

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